Por. Víctor Daniel García García
1-. Preámbulo a la temática.
En el mes de agosto del año 2010, en la ciudad de León, Guanajuato, se llevó a cabo la Conferencia Mundial de Juventud, la cual fue la continuación de un conjunto de cumbres, encuentros y foros internacionales que sobre la temática se han realizado. Sin embargo en esa ocasión la Conferencia que se realizó en México, cobró una importancia sin igual por diferentes cuestiones que se trataran de abordar.
En México, con base en datos de la encuesta nacional de juventud 2010 del IMJuve, la población juvenil asciende a 36.2 millones de jóvenes de los cuales 49.2% son hombres (17.8 millones) mientras que el 50.8% (18.4 millones) son mujeres.
Los datos vertidos evidencian que en la actual coyuntura, una de la preocupaciones de las administraciones públicas de los tres órdenes de gobierno y de la sociedad civil organizada deberían de ser las juventudes, sin embargo la realidad a la que se enfrenta este actor colectivo es preocupante y desalentador, lo que ocasiona que se produzcan prácticas anómicas que en la mayoría de los casos encuentran su desenlace en la violencia, la inserción de las y los jóvenes a las bandas de crimen organizado y la pérdida de confianza hacia las instituciones democráticas, ocasionando prácticas que evidencian desinteres por los canales formales e institucionales de incidencia política de la vida nacional.
En este pequeño opúsculo intentare describir la situación sociopolítica en la que se insertan las y los jóvenes, destacando algunos fenómenos sociales directamente relacionados con el tema en cuestión, la intención es reflexionar sobre la forma en cómo las instituciones formales visualizan la atención que proporcionan a la franja poblacional juvenil comparándola con algunos datos que bien pueden deslegitimar las posturas institucionales.
2.- Breve panorama de la realidad sociopolítica que enfrentan las Juventudes en México.
Como se mencionaba líneas arriba, en el mes de agosto del año anterior los reflectores
internacionales estuvieron puestos en la Ciudad de León Guanajuato, debido a la Conferencia Mundial de la Juventud. En esos días, se escucharon de las y los políticos mexicanos participes en dicho evento, discursos referidos al supuesto trabajo que realizan las administraciones federal, estatales y municipales hacia sus jóvenes, sin embargo, de parte de las y los mismos políticos poco se escucho respecto de la serie de violaciones a los derechos humanos de las y los jóvenes que diariamente se vienen cometiendo en México: no se menciono de parte de las y los políticos por ejemplo; el asesinato de 17 jóvenes en CD Juárez Chihuahua el 31 de enero de 2010, jóvenes que en su mayoría eran estudiantes, a los cuales se les considerado en un inicio por la procuraduría estatal y la PGR
como jóvenes al servicio de las bandas de narcotraficantes; tampoco se menciono a dos
estudiantes de posgrado asesinados en instalaciones educativas el 19 de marzo
de 2010, a los cuales se les “sembraron” armas para simular que eran sicarios de las bandas del crimen organizado.
Aunado a estos ejemplos recientes de violación a los derechos humanos de las y los jóvenes en donde el estado mexicano ha sido ciego y sordo para atender y revertir las injusticias que se han institucionalizado, resulta importante mirar y reflexionar sobre la edad en la cual las juventudes son enganchadas por las bandas del crimen organizado. Con base en datos periodísticos, jóvenes de secundaria, preparatoria, en situación de calle o
egresados de los consejos tutelares son reclutados por las bandas de narcotráfico,
lo anterior derivado de la falta de oportunidades laborales y educativas
principalmente, en este mismo sentido, la falta de certidumbre respecto al futuro que
enfrentarán las y los jóvenes ha ocasionado que la tasa de intentos de suicidio
en esta franja poblacional haya aumentado, así lo demuestran datos de la Encuesta Nacional de Adicciones 2008, la cual indica que 349 mil 987 jóvenes de entre 12 y 29 años intentaron suicidarse en ese año.
Junto a estos datos de violación a los derechos humanos de las y los jóvenes, de incursión temprana a las bandas de crimen organizado, de falta de oportunidades educativas y laborales, se tiene que agregar la visión compartida que las y los políticos tienen de las y los jóvenes, ya que para los primeros, las juventudes sólo son un “botín político” al que hay que recurrir con discursos pragmáticos y bienintencionados cuando hay elecciones de por medio para conseguir su voto, ocasionando que el campo
de lo político sea un espacio de alta desconfianza para las y los jóvenes y debilitando
y deslegitimando el régimen democrático.
Ahora bien, los agravios políticos, económicos, sociales, laborales, culturales, ambientales, entre otros, que experimentan las juventudes como actor colectivo,
encuentran su justificación y aceptación sistémica, en el hecho de que las y los jóvenes para el sistema político mexicano (instituciones y clase política) no son considerados como sujetos de derecho, es decir, si bien un conjunto de normatividades mencionan algunos derechos para las y los jóvenes, a nivel federal no existe una legislación que vele, proteja y especifique el cumplimiento de los derechos humanos de las y los jóvenes y al mismo tiempo puntualice los mecanismos de obligatoriedad y exigibilidad de dichos derechos.
En México, en los discursos políticos las y los jóvenes son una franja poblacional indispensable y necesaria para el desarrollo y crecimiento de la comunidad política, sin
embargo, en la realidad las y los jóvenes son una franja poblacional que encuentra exclusión, discriminación, intolerancia, marginación y simulación de atención por parte de la administración pública federal, estatal y municipal.
3.- Impacto mediático de la Conferencia Mundial de la Juventud en México.
Al revisar los documentos, declaraciones, entrevistas y demás materiales que el
IMJuve promovió para difundir la Conferencia Mundial de la Juventud 2010, se
encuentra que el objetivo general de dicha conferencia fue: “Identificar prioridades de acción sobre juventud para ser atendidas en la agenda internacional del desarrollo más allá
de las Metas del Milenio”.
En este mismo sentido cuatro fueron los objetivos específicos de la conferencia:
1.- “Consensuar una declaración de gobiernos que identifique prioridades de acción para las políticas de juventud y desarrollo, a ser presentada en la asamblea en la Asamblea General de las Naciones Unidas en 2010”;
2.- “Promover el establecimiento de un mecanismo que de seguimiento especifico a la agenda de juventud en el sistema de Naciones Unidas”;
3.- “Favorecer el diálogo entre organizaciones de la sociedad civil y los gobiernos para mejor entender las prioridades y necesidades de la juventud mundial”;
4-.- “Compartir experiencias y conocimientos sobre diagnósticos, políticas y programas sobre juventud y desarrollo”.
Anotados a grandes rasgos los alcances que busco la Conferencia, es momento de pasar a reflexionar sobre los mismos con base en la realidad que enfrentan las y los jóvenes en el contexto de crisis estructural en México.
Si el objetivo general de esta conferencia fue identificar prioridades de acción sobre juventud, la principal prioridad de acción que el Gobierno mexicano debió de haber presentado era la creación de puestos laborales decentes y oportunidades educativas, ya que datos de 2009 indicaban que 57 % de los 2 millones de desocupados en el país eran jóvenes de entre 14 y 29 años, y en cuestiones educativas no estamos mejor, ya que
según la especialista del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM,
Rosa María Camarena el 52 % de las y los jóvenes con 18 años deja de estudiar, en este sentido los datos actuales que proporciona el INEE evidencian la falta de oportunidades para que las y los jóvenes se mantengan en la escuela.
Por otro lado, para poder alcanzar tanto los objetivos específicos dos y tres, en un primer momento se debería de comenzar a democratizar la institucionalidad competente en materia de juventud en los tres niveles de gobierno, ya que estas instituciones (el IMJuve a nivel federal, los institutos estatales de juventud y los institutos de juventud municipales) están subordinados a la clase política y al instituto político que controla el poder político de dicho espacio geográfico.
Al conseguir la democratización de dicha institucionalidad se podría comenzar a establecer un dialogo reciproco y horizontal entre el gobierno, las organizaciones de la sociedad civil y las y los jóvenes; y por ende se podrían recuperar verdaderamente experiencias, estudios, conocimientos, y aportaciones en beneficio de las juventudes, ya que se eliminarían las dinámicas de amiguismo, nepotismo, simulación y compadrazgo que caracterizan a la institucionalidad en materia de juventud en México.
Es por lo anterior que en la Conferencia Mundial de la Juventud los discursos
pragmáticos de los políticos de pasarela que asistieron como invitados especiales, deberían de haber sido sustituidos por:
1.- Reflexiones demostrativas al mundo entero, por parte de organizaciones de derechos humanos, sobre la serie de violaciones sistemáticas y permanentes a los derechos humanos
de las y los jóvenes mexicanos.
2.- Ejemplos y casos actuales de actos de impunidad que existen en el sistema de impartición de justicia en México y que en muchos casos afecta a las y los jóvenes.
3.- Denuncias por parte de las juventudes y de las organizaciones de la sociedad
civil que trabajan con, por y para las y los jóvenes sobre la simulación de atención gubernamental de los tres niveles de gobierno hacia sus juventudes.
4.- Reflexiones Finales.
Las y los jóvenes en el actual contexto mexicano enfrentan un conjunto de inconvenientes, riesgos, limitantes y peligros que es necesario que se comiencen a revertir con programas o políticas con perspectiva de juventud, es decir, en México se necesita consolidar la idea de que las juventudes no son un sujeto colectivo que requiere políticas públicas asistenciales, sino políticas públicas de empoderamiento y de respeto a sus derechos humanos.
Es necesario que los discursos políticos halagadores de las políticas públicas gubernamentales actuales, sean sustituidos por reflexiones y evidencias que demuestren que en México las políticas públicas destinadas a las juventudes son de corte autocrático, adultocentrico, donde la premisa principal es la violación a los derechos humanos, ocasionando exclusión, simulación y marginación gubernamental.
Al mismo tiempo, es necesario que se escuchen voces de las y los jóvenes para que se exijan cambios importantes en el accionar de las administraciones públicas de los tres órdenes de gobierno, principalmente en la democratización de la institucionalidad competente en materia de juventud de los tres niveles de gobierno y como una prioridad en el IMJuve. Acciones gubernamentales como la Conferencia Mundial de Juventud que a final de cuentas fue duramente cuestionada por organizaciones y grupos juveniles sirven para
tratar de simular atención hacia las juventudes, pero en el fondo poco sirven para atender los problemas estructurales a los que se enfrentan las juventudes como actor colectivo.
Dentro de este escenario caracterizado por el rechazo de gran parte de las juventudes de las normas e institucionales que antaño daban orden y seguridad, hoy en día las organizaciones de la sociedad civil así como los movimientos sociales cobran una importancia significativa como mecanismos a través de los cuales las y los jóvenes se expresan, actúan, interactúan e influyen sobre el ámbito socio-político.